"Seudo ensayo" sobre arquitectura Sampedrana
(Redescubriendo la arquitectura en San Pedro Sula).
Hace un par de años llegué a esta ciudad y mi primera impresión fue la de encontrarme en un asentamiento humano carente de identidad, sin alma y sin historia. Muchas veces recorrí sus calles con un velo, no en los ojos, sino en mi mente. Me negaba a reconocer la presencia del pensamiento urbanista de los Bauhaus, Víctor Horda o john Ruskin, estaba ciego ante la belleza de su “Art Deco” e incompresible del concepto “funcionalista”o “Racional”, que se muestran en las orillas de las calles del Barrio Medina y Paz Barahona. Tantas veces recorrí, “casi forzado”, la 3ra. Avenida ignorando sus benévolos fantasmas del “Art Nouveau” o del “Historicismo”, concentrándome mas que todo en maldecir el caos y la anarquía de los achines con sus congestionadas aceras, pero como dicen, “nunca es tarde para recapacitar”. Poco a poco mi visión ha ido mejorando,( y no es porque recien estoy comenzando a utilizar lentes), poco a poco he ido redescubriendo con satisfacción un exquisito repertorio arquitectónico, que nos muestra, a pesar de su relativa “corta edad”, la también corta historia de esta ciudad.
Aunque los diferentes estilos arquitectónicos de finales del siglo 19 y el temprano siglo 20 llegaron de forma tardía y semi distorcionada a esta ciudad, es totalmente placentero reconocerlos en las diferentes fachadas, dinteles, frisos o columnas de sus edificaciones, ya sean estas habitacionales, e industriales, o las muy frecuentes y abundantes abarroterías y bodegas que florecieron en San Pedro Sula muy especialmente en la década de los 40’s. Sin duda alguna el nacimiento de los polos agroindustriales en la costa norte de Honduras a mediados del siglo 19, no sólo trajeron inmigración de extranjeros, sino también “las influencias”, en todo sentido, de un mundo acelerado por el empuje de la segunda revolución Industrial.
Sin duda alguna la arquitectura del siglo 19 es una arquitectura urbana, las ciudades crecen a un ritmo acelerado muy cerca de sus fuentes de energía o materias primas, (Las fincas bananeras en primer lugar y el ferrocarril en segundo lugar). Las edificaciones se requieren de forma rápida y barata (madera y lámina), aportando con ello soluciones muy prácticas y económicas a estos nuevos requimientos, lo cual es una norma que vemos en la propagación de los barracones para albergar a los jornaleros de las fincas y en la construcción de los sectores “americanos” para alojar a los empleados cercanos a la administración de las compañías bananeras y de las cuales aún quedan algunos ejemplos en La Lima, El Progreso y en la propia San Pedro Sula.
El nuevo urbanismo “Decimonónico”, sectoriza la ciudad en zonas residenciales burgueses, barrios de obreros, ubicaciones para fábricas y villas comerciales. Además se trazan avenidas que abren la ciudad al tráfico y la circulación para las “nuevas
máquinas” llamadas automóviles, dirigiéndolas hacia las estaciones ferroviarias o puertos. Definitivamente, este diseño de ciudad es el fiel reflejo de la nueva estructura económica y social de las comunidades de la costa norte de la época, ("de la linea para abajo, de la línea para arriba", es una expresión que ejemplifica de forma popular la sectorisación urbana Sampedrana).
Con el transcurrir de los años, el descubrimiento de nuevos materiales de construcción (acero, concreto) y la implementación de los nuevos avances en la ciencia aplicados a nuevos inventos y articulos para el uso insdustrial o doméstico (electricidad), modifican los parámetros de construcción, así como su estética y el pensamiento mismo de los grandes exponentes de la arquitectura y la construcción a nivel mundial, así surgen diferentes estilos arquitectónicos que de igual manera influyen aunque siempre de manera tardía en la arquitectura de San Pedro Sula. Un pequeño recuento de estos estilos posiblemente nos ayude a entender y apreciar nuestra arquitectura local.
Una de las nuevas tendencias propone un retorno a la estética del pasado, de hecho el neoclasicismo fue una primera manifestación de esta tendencia. Se habla de revivir porque se construye a imitación de las antiguas arquitecturas. Pero no
siempre de manera unitaria, sino que se toman elementos de una y otra añadiéndolos a edificios que quizá poco tienen que
ver con los modelos antiguos, El edificio Jacobo Saybe es quizá uno de sus ejemplos. Igualmente el Mercado Municipal podría ser un ejemplo de la corriente historicista, la cual hace una revisión de la arquitectura de los “tiempos de gloria perdidos” ya que su construcción evoca el estilo de la epoca colonial.
El modernismo llamado de muchas maneras pero en especial como “Art Nouveau”, es un movimiento estético internacional que se manifiesta en todos los campos creativos. Su pensamiento rechaza totalmente el academicismo y la fealdad del mundo industrial. Por esta razón, es un estilo muy decorativo siendo sus motivos los que a primera vista llaman la atención, inspirándose en la naturaleza: líneas curvas, ondulantes, arabescos, flores y otros elementos de la fauna o de la naturaleza, además de las formas humanas. Probablemente algunos mascarones con rostros humanos como el del edificio posterior al edificio Jorge J. Larach sea uno de sus ejemplos.
La arquitectura del siglo XX está dominada por el funcionalismo. Se define de forma sencilla en palabras de Louis Sullivan: "La forma siempre sigue a la función". El funcionalismo está vinculado al progreso técnico; sus propuestas se basan en los aportes contemporáneos de la técnica (hormigón, acero, etc.). El funcionalismo reduce las formas arquitectónicas a las esenciales: cuadrado, cubo, círculo, cilindro, renunciando al exceso de ornamentación. Sus edificaciones están pensadas para dar una respuesta racional y práctica a los problemas que plantea la vida cotidiana. Es muy probable que por eso muchas de las abarroterías y bodegas de la 3ra. Avenida carezcan de elementos ornamentales en sus fachadas dejando al desnudo sus elementales y básicas columnas de soporte.
El “Art Decó”, tiene una preferencia por las formas geométricas. Para ello, las líneas rectas o en zigzag, los hexágonos y los octágonos, los círculos y las elipses, se combinan en diseños de gran belleza plástica. El estilo se caracteriza por la influencia de las vanguardias artísticas de principios de siglo como el cubismo (Picasso) y se basa en configuraciones decorativas geométricas. Podríamos hablar de “austeridad” en cuanto al uso de materiales y elementos decorativos y otros recursos propios de este estilo en las referencias que existen en algunas edificaciones de San Pedro Sula, aunque sí podemos observar una preferencia por las elegantes líneas rectas y ascendentes, siendo algunos de estos ejemplos El Palacio Municipal el antes Teatro Colombia y el espectacular edificio que abergo al INTAE.
Poco a poco nuevos polos comerciales e industriales a partir de los años 60s fueron desplazando la vigencia y el uso original
de la mayoría de los edificios mencionados, algunos de ellos, antes grandes almacenes y abarroterías, se fragmentaron para
albergar nuevos y pequeños comercios especializados, los cuales compiten entre sí con artimañas visuales poco estéticas para
“disque” llamar la atención de los transeúntes y potenciales clientes, bloqueando y deteriorando la otrora majestuosidad y
belleza de la arquitectura. La “pseudo-modernización” de nuestra sociedad y el proceso de globalización nos han traido
nuevas corrientes arquitectónicas, las cuales le han dado un nuevo rostro a esta ciudad, contribuyendo con su estética, acorde
con las exigencias de urbanismo contemporáneo, sin embargo no debemos padecer de una “amnesia-consciente y colectiva”,
olvidando el legado no sólo arquitéctonico sino histórico de nuestra ciudad, haciéndonos inconscientes y entes sin interés en
nuestra propia identidad.
Es domingo por la tarde mientras recorro las centrícas calles de San Pedro Sula, llevo mi cámara lista ante cualquier nuevo
descubrimiento. Los achines finalmente se fueron de la tercera avenida dándole un poco de limpieza visual a las piezas
arquitéctonicas que días vislumbraron en esta ciudad, mientras veo los viejos edificios pienso en mis días de estudiante en la
Escuela de Bellas Artes, en las cátedras de la clase de Historía del arte, reconozco los estilos arquitectónicos y su similitud con
aquellas láminas de estudio, pienso en la manera en que había subestimado el legado de esta ciudad. Aún hay mucho que ver.
Hace un par de años llegué a esta ciudad y mi primera impresión fue la de encontrarme en un asentamiento humano carente de identidad, sin alma y sin historia. Muchas veces recorrí sus calles con un velo, no en los ojos, sino en mi mente. Me negaba a reconocer la presencia del pensamiento urbanista de los Bauhaus, Víctor Horda o john Ruskin, estaba ciego ante la belleza de su “Art Deco” e incompresible del concepto “funcionalista”o “Racional”, que se muestran en las orillas de las calles del Barrio Medina y Paz Barahona. Tantas veces recorrí, “casi forzado”, la 3ra. Avenida ignorando sus benévolos fantasmas del “Art Nouveau” o del “Historicismo”, concentrándome mas que todo en maldecir el caos y la anarquía de los achines con sus congestionadas aceras, pero como dicen, “nunca es tarde para recapacitar”. Poco a poco mi visión ha ido mejorando,( y no es porque recien estoy comenzando a utilizar lentes), poco a poco he ido redescubriendo con satisfacción un exquisito repertorio arquitectónico, que nos muestra, a pesar de su relativa “corta edad”, la también corta historia de esta ciudad.
Aunque los diferentes estilos arquitectónicos de finales del siglo 19 y el temprano siglo 20 llegaron de forma tardía y semi distorcionada a esta ciudad, es totalmente placentero reconocerlos en las diferentes fachadas, dinteles, frisos o columnas de sus edificaciones, ya sean estas habitacionales, e industriales, o las muy frecuentes y abundantes abarroterías y bodegas que florecieron en San Pedro Sula muy especialmente en la década de los 40’s. Sin duda alguna el nacimiento de los polos agroindustriales en la costa norte de Honduras a mediados del siglo 19, no sólo trajeron inmigración de extranjeros, sino también “las influencias”, en todo sentido, de un mundo acelerado por el empuje de la segunda revolución Industrial.
Sin duda alguna la arquitectura del siglo 19 es una arquitectura urbana, las ciudades crecen a un ritmo acelerado muy cerca de sus fuentes de energía o materias primas, (Las fincas bananeras en primer lugar y el ferrocarril en segundo lugar). Las edificaciones se requieren de forma rápida y barata (madera y lámina), aportando con ello soluciones muy prácticas y económicas a estos nuevos requimientos, lo cual es una norma que vemos en la propagación de los barracones para albergar a los jornaleros de las fincas y en la construcción de los sectores “americanos” para alojar a los empleados cercanos a la administración de las compañías bananeras y de las cuales aún quedan algunos ejemplos en La Lima, El Progreso y en la propia San Pedro Sula.
El nuevo urbanismo “Decimonónico”, sectoriza la ciudad en zonas residenciales burgueses, barrios de obreros, ubicaciones para fábricas y villas comerciales. Además se trazan avenidas que abren la ciudad al tráfico y la circulación para las “nuevas
máquinas” llamadas automóviles, dirigiéndolas hacia las estaciones ferroviarias o puertos. Definitivamente, este diseño de ciudad es el fiel reflejo de la nueva estructura económica y social de las comunidades de la costa norte de la época, ("de la linea para abajo, de la línea para arriba", es una expresión que ejemplifica de forma popular la sectorisación urbana Sampedrana).
Con el transcurrir de los años, el descubrimiento de nuevos materiales de construcción (acero, concreto) y la implementación de los nuevos avances en la ciencia aplicados a nuevos inventos y articulos para el uso insdustrial o doméstico (electricidad), modifican los parámetros de construcción, así como su estética y el pensamiento mismo de los grandes exponentes de la arquitectura y la construcción a nivel mundial, así surgen diferentes estilos arquitectónicos que de igual manera influyen aunque siempre de manera tardía en la arquitectura de San Pedro Sula. Un pequeño recuento de estos estilos posiblemente nos ayude a entender y apreciar nuestra arquitectura local.
Una de las nuevas tendencias propone un retorno a la estética del pasado, de hecho el neoclasicismo fue una primera manifestación de esta tendencia. Se habla de revivir porque se construye a imitación de las antiguas arquitecturas. Pero no
siempre de manera unitaria, sino que se toman elementos de una y otra añadiéndolos a edificios que quizá poco tienen que
ver con los modelos antiguos, El edificio Jacobo Saybe es quizá uno de sus ejemplos. Igualmente el Mercado Municipal podría ser un ejemplo de la corriente historicista, la cual hace una revisión de la arquitectura de los “tiempos de gloria perdidos” ya que su construcción evoca el estilo de la epoca colonial.
El modernismo llamado de muchas maneras pero en especial como “Art Nouveau”, es un movimiento estético internacional que se manifiesta en todos los campos creativos. Su pensamiento rechaza totalmente el academicismo y la fealdad del mundo industrial. Por esta razón, es un estilo muy decorativo siendo sus motivos los que a primera vista llaman la atención, inspirándose en la naturaleza: líneas curvas, ondulantes, arabescos, flores y otros elementos de la fauna o de la naturaleza, además de las formas humanas. Probablemente algunos mascarones con rostros humanos como el del edificio posterior al edificio Jorge J. Larach sea uno de sus ejemplos.
La arquitectura del siglo XX está dominada por el funcionalismo. Se define de forma sencilla en palabras de Louis Sullivan: "La forma siempre sigue a la función". El funcionalismo está vinculado al progreso técnico; sus propuestas se basan en los aportes contemporáneos de la técnica (hormigón, acero, etc.). El funcionalismo reduce las formas arquitectónicas a las esenciales: cuadrado, cubo, círculo, cilindro, renunciando al exceso de ornamentación. Sus edificaciones están pensadas para dar una respuesta racional y práctica a los problemas que plantea la vida cotidiana. Es muy probable que por eso muchas de las abarroterías y bodegas de la 3ra. Avenida carezcan de elementos ornamentales en sus fachadas dejando al desnudo sus elementales y básicas columnas de soporte.
El “Art Decó”, tiene una preferencia por las formas geométricas. Para ello, las líneas rectas o en zigzag, los hexágonos y los octágonos, los círculos y las elipses, se combinan en diseños de gran belleza plástica. El estilo se caracteriza por la influencia de las vanguardias artísticas de principios de siglo como el cubismo (Picasso) y se basa en configuraciones decorativas geométricas. Podríamos hablar de “austeridad” en cuanto al uso de materiales y elementos decorativos y otros recursos propios de este estilo en las referencias que existen en algunas edificaciones de San Pedro Sula, aunque sí podemos observar una preferencia por las elegantes líneas rectas y ascendentes, siendo algunos de estos ejemplos El Palacio Municipal el antes Teatro Colombia y el espectacular edificio que abergo al INTAE.
Poco a poco nuevos polos comerciales e industriales a partir de los años 60s fueron desplazando la vigencia y el uso original
de la mayoría de los edificios mencionados, algunos de ellos, antes grandes almacenes y abarroterías, se fragmentaron para
albergar nuevos y pequeños comercios especializados, los cuales compiten entre sí con artimañas visuales poco estéticas para
“disque” llamar la atención de los transeúntes y potenciales clientes, bloqueando y deteriorando la otrora majestuosidad y
belleza de la arquitectura. La “pseudo-modernización” de nuestra sociedad y el proceso de globalización nos han traido
nuevas corrientes arquitectónicas, las cuales le han dado un nuevo rostro a esta ciudad, contribuyendo con su estética, acorde
con las exigencias de urbanismo contemporáneo, sin embargo no debemos padecer de una “amnesia-consciente y colectiva”,
olvidando el legado no sólo arquitéctonico sino histórico de nuestra ciudad, haciéndonos inconscientes y entes sin interés en
nuestra propia identidad.
Es domingo por la tarde mientras recorro las centrícas calles de San Pedro Sula, llevo mi cámara lista ante cualquier nuevo
descubrimiento. Los achines finalmente se fueron de la tercera avenida dándole un poco de limpieza visual a las piezas
arquitéctonicas que días vislumbraron en esta ciudad, mientras veo los viejos edificios pienso en mis días de estudiante en la
Escuela de Bellas Artes, en las cátedras de la clase de Historía del arte, reconozco los estilos arquitectónicos y su similitud con
aquellas láminas de estudio, pienso en la manera en que había subestimado el legado de esta ciudad. Aún hay mucho que ver.