La Pesca
El sol se muere en el horizonte del caribe, mientras, la suave brisa marina acaricia la playa hasta las faldas de la cordillera de merendón. Poco a poco el pequeño muelle de Omoa se convierte en una especie de improvisada feria. Un carrito con empanadas de pescado se estaciona, tambien los raspados, el agua de coco helada, las paletas y las tabletas de coco terminan de llegar al lugar. Alli se dan cita todos, alli donde no se paga por ver ese espectaculo de colores y donde la vida transcurre sin darle atención al reloj. Los chavos saltan del muelle hacia el agua para impresionar a las cipotas, las madres solteras y sus niños se sientan en la orilla y los ancianos buscan la brisa como remedio a sus achaques. Los pescadores echan al mar sus nylons y también sus suertes. Mujeres, hombres y niños, todos pescan, algunos sardinas, cuberas o mantarayas, otros pescan sueños en otros mares lejanos. Huele a sal, el calor se va disipando, mientras los jejenes tambien comienzan a pescar.